TITANOTYLOPUS.
IMAGINATIVA APROXIMACIÓN A TRAVÉS DE LA CRIPTOZOOLOGÍA.
Manuel no salía de su asombro, allí de pie, mirándola como un pasmarote, en medio de aquel cañón secundario entre los restos de la última riada. Pero vamos un poco atrás en el tiempo.
Manuel Gutiérrez Foster. Biólogo especializado en Criptozoología, fue el fundador de la Fundación de Amigos de la Criptozoología MAGUFOS Sin Fronteras; también cabe decir que tiene un ego como el nombre de su asociación de grande hasta punto de ponerle a la misma el nombre con las iniciales de su nombre y apellidos.
Básicamente se dedica a intentar redescubrir animales creídos extintos o sacados de las leyendas y readaptados a su interés, buscando por todo el orbe en lugares poco o nada explorados, sobre todo fondos marinos y de grandes lagos... Precisamente venía de buscar (infructuosamente) un monstruo en los lagos fronterizos entre Canadá y EE.UU. algo así como una especie de titanoboa y como no conseguía resultados óptimos (sólo esperanzadores ecos de sonar) decidió, ahora que estaba muy cerca el invierno, bajar con su equipo a las costas de Jamaica y Haití (donde se daban supuestos avistamientos de pinnípedos) para demostrar definitivamente a la Ciencia que la foca monje del Caribe no estaba extinta. Pero ya que le pillaba de camino decidió hacer una pequeña parada en las Cuatro Esquinas para indagar un poco...
La Meseta de Colorado ha sido convertida por la erosión en un enorme laberinto y conglomerado de rocas, mesas y cañones casi inexplorados e inaccesibles. Con un tamaño de 337.000 kilómetros cuadrados, este enorme lugar posee una gran riqueza ecológica con desiertos, praderas, páramos y manchas boscosas y rodeado de los bosques de las Montañas Rocosas.
Así pues decidió ir a pedir ayuda y convencer a quien lleva siglos morando estos lares. Ni corto ni perezoso se presentó ante las autoridades de la Nación Navajo para pedir permiso y reclamar su ayuda en la exploración a lo que, para su sorpresa, accedieron de buena gana. Y es que Manuel siempre supo tener buena labia. Quedaron para el día siguiente en un cañón secundario con el guía que debía recogerlos con las monturas... Se le antojaba un trabajo interesante pero arduo, no en vano la reserva india de la Nación Navajo tenía 62.362'06 kilómetros cuadrados (un poco menos que la Galicia natal de su difunto padre) pero parecía prometedor... Seguro que algo se escondía por allí.
Al día siguiente él y su equipo de MAGUFOS avanzaron unos pocos kilómetros por dónde les dijeron hasta alcanzar el cañón secundario por donde les dijeron que esperaran a que llegara la ayuda. Nada más sortear un tronco hecho girones por la última y reciente riada que se encontraba en medio del cauce, Manuel levantó la vista hacia donde habían caído unas piedras, un poco más arriba y a la izquierda de su posición... Y allí, con el Sol a sus espaldas, como una vista esplendorosa e inmaculada, apareció su guía, una india de facciones y proporciones casi perfectas... Y allí, clavado, quedó Manuel mirándola como un espantapájaros... Pero no, no fue por ella... Sino por su montura. Iba a horcajadas de un dromedario....
¿Cómo? ¿Un dromedario? ¿una india en dromedario? ¿en Norteamérica? Pero no sólo eso... Algo no cuadraba... ¿sería la perspectiva? Subió de dos saltos y se puso a la altura de la bestia para examinarla: joroba (bien) patas largas y almohadilladas (correcto)... Pero... La pendiente entre los ojos era convexa... Y tenía unos largos caninos superiores... ¡¡Rediós!! ¡¡Pero si mediría 3'5 metros de alto!! ¡¡Y su cuello tendría casi dos metros!!... Entonces... No puede ser... La cabeza le daba vueltas... ¡¡Es un maldito titanotylopus!! ¡¡El mayor de los camélidos jamás conocido!! Vivió, se pensaba hasta ahora, en el Mioceno reciente y el Pleistoceno tardío... Es decir entre 4'9 m.a. y 300.000 años cuando fueron desplazados definitivamente por los mamutes, igual de altos pero mucho más corpulentos.
Pero hay aquí... Posiblemente porque la misma corpulencia del mamut le impidió o dificultó sobremanera penetrar en este laberinto de cañones... Madre mía... La cabeza de Manuel le daba vueltas pensando en la fama y el dinero que iba a tener, amén del reconocimiento por parte de toda la comunidad científica de la Criptozoología como Ciencia de pleno derecho. Esto era un increíble descubrimiento no sólo criptozoológico sino antropológico... Porque... ¿desde cuando los navajo tienen domesticadas a estas enormes bestias?
Chicos... ¿estáis grabando? Preguntó casi con miedo... Claro jefe, está toooodo grabado. Y al mismo tiempo que una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su cara, el enorme camello lanzó al cámara tal cantidad de saliva que acabó vomitando contra el tronco de una tuya y la india se despojó de su manta apuntando con un rifle directamente a la cara de Manuel, al tiempo que aparecían sendos indios como por ensalmo apuntando al equipo de MAGUFOS.
Acercándose más a él le dijo: Tenéis dos opciones, nos dais el equipo de grabación por las buenas y os marcháis como amigos u os las quitamos a la fuerza y os quedáis como nuestros huéspedes perpetuos. El hombre blanco de este país mató los bisontes de la zona y casi hace lo mismo con otros animales como el berrendo para rendirnos por hambre. Y lo consiguieron. Pero pudimos esconder a tiempo nuestros camellos y ahora no queremos cazadores buscando su nueva pieza.
Manuel con una sonrisa en los labios respondió ante el pasmo de sus subordinados: ¡¡Chicos, entregar todo el material!! Y dando media vuelta gritó mientras caminaba de vuelta: ¿¿quien quiere unos camellos malolientes y piojosos cuando podemos ir buscar focas a las costas del Caribe??
Y así, al mismo tiempo que la india veía asombrada cómo se marchaba mientras le hacía con la mano el gesto de que no estaba muy bien de la cabeza, Manuel le susurraba a su segundo de abordo con una sonrisa torcida: vámonos al Caribe unos meses que se les pase un poco y luego entramos sin hacer ruido pero desde el Norte de la reserva para que no nos vean... Esta oportunidad no pienso dejarla escapar.
Miguel Milla Valdivia.
IMAGINATIVA APROXIMACIÓN A TRAVÉS DE LA CRIPTOZOOLOGÍA.
Manuel no salía de su asombro, allí de pie, mirándola como un pasmarote, en medio de aquel cañón secundario entre los restos de la última riada. Pero vamos un poco atrás en el tiempo.
Manuel Gutiérrez Foster. Biólogo especializado en Criptozoología, fue el fundador de la Fundación de Amigos de la Criptozoología MAGUFOS Sin Fronteras; también cabe decir que tiene un ego como el nombre de su asociación de grande hasta punto de ponerle a la misma el nombre con las iniciales de su nombre y apellidos.
Básicamente se dedica a intentar redescubrir animales creídos extintos o sacados de las leyendas y readaptados a su interés, buscando por todo el orbe en lugares poco o nada explorados, sobre todo fondos marinos y de grandes lagos... Precisamente venía de buscar (infructuosamente) un monstruo en los lagos fronterizos entre Canadá y EE.UU. algo así como una especie de titanoboa y como no conseguía resultados óptimos (sólo esperanzadores ecos de sonar) decidió, ahora que estaba muy cerca el invierno, bajar con su equipo a las costas de Jamaica y Haití (donde se daban supuestos avistamientos de pinnípedos) para demostrar definitivamente a la Ciencia que la foca monje del Caribe no estaba extinta. Pero ya que le pillaba de camino decidió hacer una pequeña parada en las Cuatro Esquinas para indagar un poco...
La Meseta de Colorado ha sido convertida por la erosión en un enorme laberinto y conglomerado de rocas, mesas y cañones casi inexplorados e inaccesibles. Con un tamaño de 337.000 kilómetros cuadrados, este enorme lugar posee una gran riqueza ecológica con desiertos, praderas, páramos y manchas boscosas y rodeado de los bosques de las Montañas Rocosas.
Así pues decidió ir a pedir ayuda y convencer a quien lleva siglos morando estos lares. Ni corto ni perezoso se presentó ante las autoridades de la Nación Navajo para pedir permiso y reclamar su ayuda en la exploración a lo que, para su sorpresa, accedieron de buena gana. Y es que Manuel siempre supo tener buena labia. Quedaron para el día siguiente en un cañón secundario con el guía que debía recogerlos con las monturas... Se le antojaba un trabajo interesante pero arduo, no en vano la reserva india de la Nación Navajo tenía 62.362'06 kilómetros cuadrados (un poco menos que la Galicia natal de su difunto padre) pero parecía prometedor... Seguro que algo se escondía por allí.
Al día siguiente él y su equipo de MAGUFOS avanzaron unos pocos kilómetros por dónde les dijeron hasta alcanzar el cañón secundario por donde les dijeron que esperaran a que llegara la ayuda. Nada más sortear un tronco hecho girones por la última y reciente riada que se encontraba en medio del cauce, Manuel levantó la vista hacia donde habían caído unas piedras, un poco más arriba y a la izquierda de su posición... Y allí, con el Sol a sus espaldas, como una vista esplendorosa e inmaculada, apareció su guía, una india de facciones y proporciones casi perfectas... Y allí, clavado, quedó Manuel mirándola como un espantapájaros... Pero no, no fue por ella... Sino por su montura. Iba a horcajadas de un dromedario....
¿Cómo? ¿Un dromedario? ¿una india en dromedario? ¿en Norteamérica? Pero no sólo eso... Algo no cuadraba... ¿sería la perspectiva? Subió de dos saltos y se puso a la altura de la bestia para examinarla: joroba (bien) patas largas y almohadilladas (correcto)... Pero... La pendiente entre los ojos era convexa... Y tenía unos largos caninos superiores... ¡¡Rediós!! ¡¡Pero si mediría 3'5 metros de alto!! ¡¡Y su cuello tendría casi dos metros!!... Entonces... No puede ser... La cabeza le daba vueltas... ¡¡Es un maldito titanotylopus!! ¡¡El mayor de los camélidos jamás conocido!! Vivió, se pensaba hasta ahora, en el Mioceno reciente y el Pleistoceno tardío... Es decir entre 4'9 m.a. y 300.000 años cuando fueron desplazados definitivamente por los mamutes, igual de altos pero mucho más corpulentos.
Pero hay aquí... Posiblemente porque la misma corpulencia del mamut le impidió o dificultó sobremanera penetrar en este laberinto de cañones... Madre mía... La cabeza de Manuel le daba vueltas pensando en la fama y el dinero que iba a tener, amén del reconocimiento por parte de toda la comunidad científica de la Criptozoología como Ciencia de pleno derecho. Esto era un increíble descubrimiento no sólo criptozoológico sino antropológico... Porque... ¿desde cuando los navajo tienen domesticadas a estas enormes bestias?
Chicos... ¿estáis grabando? Preguntó casi con miedo... Claro jefe, está toooodo grabado. Y al mismo tiempo que una sonrisa de satisfacción se dibujaba en su cara, el enorme camello lanzó al cámara tal cantidad de saliva que acabó vomitando contra el tronco de una tuya y la india se despojó de su manta apuntando con un rifle directamente a la cara de Manuel, al tiempo que aparecían sendos indios como por ensalmo apuntando al equipo de MAGUFOS.
Acercándose más a él le dijo: Tenéis dos opciones, nos dais el equipo de grabación por las buenas y os marcháis como amigos u os las quitamos a la fuerza y os quedáis como nuestros huéspedes perpetuos. El hombre blanco de este país mató los bisontes de la zona y casi hace lo mismo con otros animales como el berrendo para rendirnos por hambre. Y lo consiguieron. Pero pudimos esconder a tiempo nuestros camellos y ahora no queremos cazadores buscando su nueva pieza.
Manuel con una sonrisa en los labios respondió ante el pasmo de sus subordinados: ¡¡Chicos, entregar todo el material!! Y dando media vuelta gritó mientras caminaba de vuelta: ¿¿quien quiere unos camellos malolientes y piojosos cuando podemos ir buscar focas a las costas del Caribe??
Y así, al mismo tiempo que la india veía asombrada cómo se marchaba mientras le hacía con la mano el gesto de que no estaba muy bien de la cabeza, Manuel le susurraba a su segundo de abordo con una sonrisa torcida: vámonos al Caribe unos meses que se les pase un poco y luego entramos sin hacer ruido pero desde el Norte de la reserva para que no nos vean... Esta oportunidad no pienso dejarla escapar.
Miguel Milla Valdivia.
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