LA EXTRAÑA SORPRESA O LA HISTORIA DEL CALICOTERIO DE BIKIN (Malabarismos cuasiliterarios entre Paleontología y Criptozoología)

Comienza poco a poco a desperezarse la primavera en el Amazonas Ruso, el mayor bosque virgen mixto (de cipreses y árboles de hoja ancha) de todo el Hemisferio Norte. La campaña de investigación del Instituto Smithsonian en estás lejanas tierras del Extremo Oriente Ruso arranca su andadura... Es el Parque Nacional Bikin, hogar de una de las mayores poblaciones de tigre del Amur o Siberiano, recientemente degradado a subpoblación local del antes creído extinto tigre del Caspio. Se suma así el Smithsonian a la campaña de WWF del T-2 o lo que es lo mismo: multiplicar por dos la población salvaje de tigres siberianos para 2022.

Peter Whitehorse, el biólogo jefe de la expedición anda unos días emocionado y extrañado a partes iguales. Con sus cámaras-trampa nocturnas consiguió fotografiar un extraordinario ejemplar macho de tigre y a base de seguir sus huellas por fin pudo verlo con sus prismáticos... Madre mía, mediría unos 270 cm sin contar la cola y tendría un peso aproximado de 250 kg, todo un súper tigre. Sin embargo la cámara fotografió algo que parecía imposible y el día anterior encontró sus huellas.

Se trataba de un enorme miembro delantero con unas garras sumamente desarrolladas. Las huellas que encontró le indicaba que andaba con los nudillos de forma similar a un gorila... ¿qué podía ser? No hacía más que venirle a la memoria el megaterio, aquel perezoso gigante supuestamente extinguido hace unos 10.000 años y que además no se estaba seguro que hubiese cruzado el puente de Bering aunque desde luego iba de camino de ello por el éxito que estaba teniendo hasta que, casualmente, apareció el ser humano.


Apartó una rama semi rota de cedro y, de repente, alimentándose de un roble se encontraba algo que jamás hubiere pensado encontrarse. Una bestia de aproximadamente 3'5 metros de largo y unos 2'5 de altura hasta la cruz sentada en cuclillas y con unos largos miembros anteriores terminados en grandes garras extendidos hacia las ramas para atraerla ante sí y alimentarse de sus hojas.

¡Un megaterio! Pero su mente científica le dijo al momento que algo chirriaba... El megaterio era casi el doble de grande y se apoyaba haciendo trípode con sus patas traseras y una larga y fuerte cola... Sin embargo esta bestia tenía la cola muy corta y se sentaba en cuclillas. Otra característica que no le cuadró fue su cabeza, que no resultaba tan pequeña en relación a su tamaño y era extrañamente similar a la de un caballo. Piensa, Peter, piensa. Y al final dio con la solución mientras lanzaba una ráfaga de fotografías tras otra... Era un chalicotherium... Un maravilloso ejemplo de evolución convergente. Se lo quedó mirando la bestia entre molesta e indiferente por la intrusión y, muy despacio, se alejó.

Pero he aquí que el cuento de la lechera se inventó por algo y mientras nuestro amigo Peter se las daba muy felices de la fama y premios que iba a conseguir cayó en la cuenta de que no había quitado la tapa protectora del objetivo... Qué pena no haber estado allí para verle la cara de tonto que se le tuvo que quedar. Ni que decir tiene que del calicoterio ni rastro.

Pues sí, amigos y amigas de la Paleontología... Chalicotherium​ existió, se cree que entre los 45 y 2 millones de años antes de nuestra era era. Estrechamente emparentados con los también desaparecidos brontoterios, estaban más lejanamente emparentados con los actuales tapires, rinocerontes, hipopótamos y caballos. De apariencia externa un tanto parecida al megaterio se expandió por Asia, África y Europa. Su especie tipo se considera la europea chalicotherium goldfussi, que se cree existió entre 16-7'75 ma.

Para no aburriros os daré unos pocos datos más de los ya ofrecidos y el por qué lo he revivido en Bikin: Poseía una longitud de unos 3'4 m y 2'6 hasta la cruz en los machos y 1'8 las hembras. Herbívoro, se cree que se alimentaba de hojas blandas y fruta puesto que al madurar se les caían los colmillos y los incisivos; esto les obligaría a coger la comida con los labios y las encías para mascar con unos molares cuadrados y de coronas bajas similares a cantos, de ahí su nombre chalicotherium (bestia de grava).


¿Por qué revivirlo? Bien... Para gozo y solaz de los critozoólogos aparecieron restos similares a estos animales en tumbas del siglo V a.C. en Siberia Oriental y en África Central y Oriental está asentada la leyenda del oso Nandi, también conocido como Ngoloko, Chemosit, Kerit o Duba que ha sido asociado a animales ya extintos como el oso del Magreb, el oso Etrusco o la hiena gigante del Pleistoceno. Sin embargo parece que la descripción que más se acerca es la del calicoterio siendo además África Central uno de sus últimos refugios. Sólo que tiene un pequeño "pero": el oso Nandi es un feroz carnívoro mientras que calicoterio era herbívoro, total... Un detalle sin importancia...

Miguel Milla Valdivia.

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